Parece un sino fatal. Hace dos años, Lionel Messi, el único jugador de la historia con siete Balones de Oro -y camino al octavo- se iba llorando a mares del Fútbol Club Barcelona, que le comunicaba que no había manera de hacer frente a sus pagos luego de su monstruoso paso de veintiún años por la entidad catalana, en los que batió todos los récords, y ahora es inexorable su salida del Paris Saint Germain (PSG)